Desde que se inventó el cine en 1895, ha habido una estrecha relación entre esta expresión artística y la música sinfónica. La creación musical al servicio de la narrativa que ofrece la pantalla ha sido fundamental para generar atmósferas, enfatizar emociones, o simplemente otorgar una nueva dimensión al drama, la acción, la comedia o lo meramente visual como el paisaje. Al ver una película “sentimos” la música. En el primer período dorado de Hollywood, compositores formados en la tradición europea se refugiaron en Estados Unidos y aportaron al desarrollo del cine. Nos referimos a Erich Wolfgang Korngold, Max Steiner y Dimitri Tiomkin, entre otros, que impusieron un estilo no lejano a los grandes maestros como Wagner, Tchaikovsky o Brahms. Posteriormente vendrían John Williams, Nino Rotas, Maurice Jarre, Jerry Goldsmith, Ennio Morricone, Elmer Bernstein y Bernard Herrmann. Cada uno de estos autores seguiría su propio camino y aplicaría su estilo personal en películas de la más variada factura. Este último grupo de compositores es el que protagoniza el presente concierto, el que se inicia con un fragmento de Richard Strauss, que, sin haber sido escrito originalmente para el cine, se ha popularizado por este medio. Nos referimos a la fanfarria de “Así habló Zaratustra”, que aparece en la película “2001: Odisea del Espacio”.